BODAS DE ORO DEL CULTO A “NUESTRA SEÑORA DE LAS MISERICORDIAS” TRIBUTADO EN SU BASÍLICA MENOR
(8 de Septiembre de 1962- 8 de Septiembre de 2012)
DELEGACIÓN “NUESTRA SEÑORA DE LAS MISERICORDIAS”
Muy buenos días, en el Señor y en la tierna Madre de las Misericordias, Madre Consuelo Arroyave, Animadora General y Hermanas Consiliarias, Hermanas Delegadas, Hermanas Animadoras Locales, Hermanas Maestras de: Prenovicias, Novicias y Junioras, queridas Hermanas que conforman las Delegaciones: “Nuestra Señora de las Misericordias”, “San José”, “Miguel Ángel Builes”, “Ana Delina Yáñez” y “Santa Teresita del Niño Jesús”, que este año del Señor les traiga paz, alegría, mucha prosperidad y bendiciones para la realización de todos sus proyectos.
Nada más propicio para abrir el blogs de la Delegación “Nuestra Señora de las Misericordias”, como un medio de comunicación interactiva que favorezca vivir en espiritualidad de comunión y de misericordia, que la celebración del primer cincuentenario de la inauguración de la Basílica Menor de Nuestra Señora construida como un voto filial de Mons. Miguel Ángel Builes.
Estamos celebrando el Año de la Admiración y la Contemplación para fortalecer la virtud teologal de la Esperanza, que es lo más constante, porque permanece en el hombre a pesar de todo; siempre soñamos con un mejor mañana. Hemos iniciado la Segunda Fase: “Descubrir” de acuerdo con el proyecto de Renovación de Vida y Evangelización en clave de Misericordia (PREVEM). Estos eventos nos presenta el momento propicio para descubrir, admirar, contemplar e imitar la profunda dimensión mariana del Siervo de Dios, Miguel Ángel Builes, nuestro bienamado Fundador, con motivo de la celebración del primer quincuagésimo aniversario de la inauguración de la “obra negra” de la Basílica Menor, Nuestra Señora de las Misericordias.
En atención a una mayor fidelidad a los hechos nos permitimos transcribirlo, tomándolo del Diario de Mons. Builes, de tal manera que el lector (a) pueda en forma retrospectiva vivir aquel magno acontecimiento.
Inauguración de la Basílica
Llegó el 8, el gran día. Me ofrecí a mi Madre del Cielo y le rogué que Ella a su vez me ofreciera en sus brazos maternales al Padre, como siervo, como esclavo, como hijo, como víctima, como holocausto. El Rosario de la aurora, que he presidido todos los días fue hoy innumerable. La calle real repleta de fieles de pared a pared comprimidos desde el atrio hasta el palacio escuchábase con rumor de tempestad el Dios te salve y el Santa María cuando les corresponde a esas multitudes que me precedían y venían en pos de mí. Los cantos resonaban endiosados alternados con el rezo. Luego comuniones en la Capilla de las Hijas de la Misericordia en copioso número, hasta cansarme.
Llegó la hora de la Pontifical, primera misa que se celebra en el recinto de la Basílica, precedida hoy de la entrega formal que hago a mi Madre adorada de su Santuario, siendo éste a su vez el primer sermón que allí se pronuncia. Celebré luego con el mayor fervor ante multitud incontable que llena de bote en bote la Basílica y llenan la muy amplia plazuela y las calles vecinas en toda su extensión. Esto fue consolador. A la 1:00 p.m. la gran procesión y clausura de la piadosísima novena.
Al llegar a la Basílica y dentro de ella, salve solemnísima celebración de santa Misa, preparada por el coro de las Hermanas, “Hijas de la Misericordia” y de los Seminaristas, con orquesta del Semisiones y preparación magnífica del Padre Jairo Tobón, Sacerdote Eudista, director de Coro del Seminario Conciliar diocesano. En seguida como siempre los gozos de la novena que cantaban con voz de catarata los miles de fieles que asistían; luego mi “separata” en que un seminarista explicó leyendo el origen de la comunidad religiosa de las Hijas de la Misericordia y la preciosa vida y trágica muerte de la Hna. Ana Delina Yáñez, fundamento ensangrentado de la Congregación. Luego un seminarista declamó las humildes estrofas que le compuse a mi Madre con el título de Saludo con ocasión de la entrega de su Basílica y que dicen de mi amor y de mi cariño. Los adhiero al pie. Por fin, el Te Deum muy solemne ante el Santísimo expuesto, consagración a la Virgen de las misericordias y bendición con la Divina Majestad. Quedé con mi alma repleta de Dios y mi pobre corazón oprimido por el amor a mi Madrecita querida. Todavía por la noche otro desfile con rosario vespertino, tan concurrido como el de la mañana y otra Misa cantada vespertina. Las gentes se retiraron felices a sus casas, sin que ocurriera en toda la novena el más leve desorden, ni en tumultos, ni en licores ni en nada que manchara en lo más mínimo las glorias de la Bienamada Señora y Madre y Reina.
En este día 8 hubo nueve peregrinaciones: cuatro de la Arquidiócesis y cinco diocesanas, algunas numerosas como la de Donmatías; me acuerdo de Bello, Barbosa, Girardota y otra de oriente. Aragón, Labores, Los Llanos y Hoyorrico. Nos acompañó desde ayer el Excelentísimo Señor Escobar Vélez, Obispo de Antioquia. De Sopetrán no vinieron porque el año pasado un chofer borracho fue causa de dos peregrinos muertos y varios heridos. De Liborina y adyacentes no vinieron, ni de San Andrés y Toledo (éstos por daños en la carretera). Pero se enciende día a día el amor a María. Bendita sea Ella (BUILES, Miguel Ángel, Mons. Mi Diario 8, Septiembre de 1962).
Hna. Juana Bautista Arbeláez
Nota: Ese día Mons. Builes pronunció una emotiva alocución u oración congratulatoria en honor de Nuestra Señora de las Misericordias, prometemos a nuestras inquietas lectoras presentárselas en las siguientes entregas. H. Juana Bautista Arbeláez M.